“Me quedé sin trabajo… y con un bebé chiquito. Era difícil encontrar algo de mi rubro, que me gustara y que se adaptara a mis nuevos horarios… pero lo que sí podía hacer era ayudar en casa a mi mamá que vendía miel”. Desempleada pero con ganas de empezar algo nuevo, Julieta Vilte terminó creando JUSUY.
Su mamá, Sara Vázquez, tenía un pequeño proyecto de apicultura llamado “ ABEJITA MAYA”. Durante mucho tiempo dedicó su tiempo a investigar para convertirse en una experta. Aprendió dónde comprar los paneles, cómo debía cuidarlos, y cómo sacarles el mejor provecho. Se decidió y compró los paneles de abejas con un crédito de la Microempresa.
Pero como en todos los caminos, Sara encontró piedras… y esta vez una muy grande. Al llegar a la finca con las abejas traídas desde la capital, más del 70% de las abejas murieron por calor durante el viaje. “Ese sí era motivo para llorar. Tenía que devolver el préstamo, pero casi no tenía abejas. Eso no me importó. Con ayuda, trabajo y mucho esfuerzo, estudié cómo hacer para que las sobrevivientes se reprodujeran rápidamente y se pusieran a producir miel”.
Julieta por su lado presentó “Abejita Maya” en todas las ferias locales, mientras aprendía y conocía de muchas otras emprendedoras/es. Tenían un producto local de primera calidad con un precio competitivo que podía crecer mucho más.

Lo que empezó siendo una aventura terminó siendo un emprendimiento familiar.
“Había que hacerse más grande'', apunta Julieta. Yo estaba segura que, con mi madre en la cocina, podíamos hacer un montón de cosas ricas con materia prima jujeña. Escabeches, mermeladas y dulces…pero teníamos que ver el cómo. No sólo necesitamos plata sino que había que profesionalizarse para obtener los mejores resultados. “
Solicitaron otro crédito y pusieron en marcha su sueño. Adaptaron su casa para la comercialización de la nueva línea de productos y empezaron a vender al público local y a los turistas que buscaban algo bien autóctono, y así nació JUSUY
La importancia de brindar apoyo
Julieta y Sara al igual que otras, son un ejemplo claro de que si se puede. SIEMPRE FUERON EMPRENDEDORAS. A lo largo de la historia de nuestra institución, hemos trabajado intensamente para que mujeres como ella logren llevar adelante sus emprendimientos, desde el proceso de creación y desarrollo de sus ideas, hasta el apoyo financiero.
“Acá todos ayudamos. Somos una gran familia. Hasta mi papá colaboró porque con sus propias manos nos hizo la cocina con materiales que ayudan a que siempre esté impoluta. En lugares como JUSUY la limpieza es fundamental para cumplir con todos los requisitos que son necesarios cuando se manipula productos alimenticios que no llevan ni conservantes ni colorantes “.
“Evidentemente que el apoyo económico es necesario porque sin inversión no puedes avanzar. Pero, yo creo - cuenta Julieta -, que lo más importante es el sostén de la familia y trabajar en un ambiente armónico que te permita crecer y a la vez aprender todos los días. Sin cariño y sin la mirada de complicidad de los tuyos, no se puede empezar nada”.
"Para ser un buen profesional, hay que ser humilde y ponerse en manos de los que saben”.